Asma y niños en primavera

Asma y niños en primavera

01/04/2015
Asma y niños en primavera

La progresión es tan sostenida que el asma bronquial es ya la enfermedad más frecuente en la infancia. La mayoría de las veces el asma comienza en las primeras etapas de la vida: en casi el 50% de los casos, el pico de inicio se localiza por debajo de los 7 años de edad y en la mayor parte de los niños los síntomas suelen aparecer antes de cumplir los dos años.

La incidencia del diagnóstico se reduce de un modo sustancial durante la adolescencia para volver a ascender al principio de la edad adulta (20-39) años. Sólo en menos del 25% de los casos, el diagnóstico se establece después de los 40 años.


Causas

Sabemos que los alérgenos (ácaros, pólenes…), algunos virus, el tabaquismo, la contaminación y la dieta son factores que, acompañados por una determinada carga genética hereditaria, pueden hacer que una persona desarrolle asma. Además, se ha constatado que los sujetos con rinitis persistente tienen más riesgo de desarrollar asma bronquial que la población general, y que el diagnóstico y tratamiento etiológico de los síntomas nasales (control ambiental y vacunación) contribuirá a modificar la historia natural de la enfermedad alérgica, previniendo nuevas sensibilizaciones así como el desarrollo de asma o, si se hubiera aparecido, a optimizar el control de la enfermedad asmática. Por lo tanto, ante un paciente asmático que también sufre rinitis, deberá controlarse su rinitis, ya que de lo contrario su asma bronquial empeorará significativamente.

Consejos
Es importante animar a los pacientes asmáticos a que adopten las medidas oportunas para controlar su enfermedad, como recibir atención médica regular, tomar de forma regular los medicamentos de control del asma de acuerdo con las indicaciones de su médico y evitar los factores causantes y agravantes del asma. Durante las temporadas de polinización, las personas que tienen asma y alergias con frecuencia experimentan un empeoramiento de los síntomas de asma. Igualmente es importante dar al paciente información de los pólenes responsables de su alergia para conocer su época de polinización, distribución geográfica, así como los consejos o medidas de prevención ambiental adecuadas.
Podemos pedir una participación activa del paciente en el manejo de su enfermedad y una colaboración estrecha con el médico para conocer:

Qué origina su asma bronquial (descartar un origen alérgico en su proceso con el fin de, si es posible, instaurar precozmente un tratamiento con vacunas antes de que se desarrollen alteraciones irreversibles en las vías aéreas).

Qué empeora su asma.

Informar a su médico acerca de síntomas frecuentes de asma: tos, disnea, sibilancias, opresión torácica… (por ejemplo, síntomas diurnos durante más de dos días por semana, o síntomas nocturnos más de dos veces por mes, pueden ser una indicación de asma persistente).

Controlar los síntomas frecuentes tomando medicamentos a largo plazo para el control del asma (corticosteroides inhalados, broncodilatadores, antileucotrienos), y evitando el humo del tabaco y otros desencadenantes


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