Aunque no lo parezca son muchas las personas que desconocen que tipo de piel tienen. Como ya sabemos, conocer el tipo de piel es imprescindible para poder aplicar los tratamientos que ésta necesita y en consecuencia mantenerla sana.
Saber identificar nuestro tipo de piel nos va a ser de gran ayuda para elegir el asesoramiento adecuado y el producto correcto, ya que de ello dependerá que nuestra piel goce de buena salud y de que tengamos una piel protegida frente a las agresiones externas.
Conocer el tipo de piel clave en la efectividad de los cosméticos
Cuando aparece una arruga, una mancha, una descamación o un granito tendemos a preocupartnos ya que nuestra piel muestra una apariencia que no nos gusta. Ante esta situación, lo que se suele hacer es ir a la perfumería o farmacia y comprar un producto que nos ayude a deshacernos de esta preocupación y si no, siempre podemos pedir recomendación a un amigo o familiar.
Lo que se suele hacer, no funciona, al menos en la mayoría de los casos. La opinión de un profesional es el primer paso para solucionar el problema de una forma efectiva y para ello, lo primero que hay que hacer es tener claro el tipo de piel que tenemos.
Detectar el tipo de piel es fundamental para conseguir tratamientos efectivos, para ello se debe observar la piel de forma minuciosa.
Por un lado, distinguiremos entre dos biotipos de piel. Determinaremos en un primer paso si la piel es grasa o gruesa, o por el contrario se trata de una piel seca o fina.
El siguiente paso es más analítico y en el que se determina el grado de involución cutánea: arrugas, manchas, flacidez, densidad, lividez…
Características de la piel seca o fina
La piel seca o fina se caracteriza por su espesor disminuido, poros poco perceptibles, secreciones escasas, superfície seca y opaca y también se observa una mala hidratación por evacuación acuosa.
Por este motivo suelen ser pieles con tendencia a la descamación y a reacciones alérgicas. Al contrario de lo que sucede en las pieles grasas, las pieles secas tienen una mayor intolerancia a factores externos como la contaminación, la polución, la climatología…
También son más sensibles e intolerantes con los jabones, sobre todo aquellos alcalinos y ante el proceso de envejecimiento, las pieles secas se arrugan antes.
Las complicaciones habituales de las pieles secas suelen ser pequeñas arañas vasculares, fragilidad capilar (hematomas frecuentes) y tendencia a las arrugas y pliegues.
Características de la piel grasa o gruesa
La piel grasa o gruesa se caracteriza por su espesor aumentado, por unos orificios pilosos a los que llamamos poros dilatados y por la evidencia de muestras de secreción grasa y de sudorípara.
Estas características hacen que la tendencia de este tipo de pieles sea la de formación de impurezas como puntos negros, espinillas, seborrea, acné, alopecia, comedones, micro-quistes…
Las pieles grasas tienen una mayor tolerancia a jabones y al envejecimiento ya que los primeros signos de la edad aparecen más tarde en este tipo de pieles.
Características de las pieles mixtas
Este tipo de piel se caracteriza por una combinación de cutis graso y seco más pronunciado en la zona T donde aparece un exceso graso mientras que en los laterales del cutis es más seco.
La situación anatómica de las glándulas en el cutis puede provocar un desarreglo de la secreción llevando a situaciones en las que existen zonas faciales con mayor secreción de grasa y otras con menos, dando lugar a otro tipo de piel denominado mixto.
Características de las pieles normales
Las pieles normales hacen referencia a un tipo de piel en buen equilibrio (eudérmica). Este tipo de piel, la zona T (frente, nariz y barbilla) pueden estar un poco grasas pero en general el sebo y la hidratación están en equilibrio mostrando una piel que no es ni demasiado grasa, ni demasiado seca.
Las pieles normales suelen volverse más secas con el paso del tiempo, a medida que se envejece, Esto es completamente normal, ya que el estado de la piel puede variar considerablemente durante el curso de la vida y debido a factores externos e internos que determinan el estado de la piel como el clima, la contaminación, el estrés, etc…
